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Mascotas verdes

viernes, 27 de noviembre de 2009
No, no son extraterrestres cautivos...
Son mis plantitas. Para ser más específica, mis cactus. Hay más plantas, pero las mías mías, mis "mascotas" son ellos.
Los miro, los riego religiosamente cada 8 a 15 días, sigo sus cambios, su crecimiento...


Este fue el primero. Lo encontró Gabriel tirado por ahí. Un sábado abrí los ojos y estaba él con el cactus agarrado a un mazacote de tierra, todo caiducho y medio muerto. Sonriendo me dijo "es para vos". Con mucho amor lo pusimos en su nueva maceta, le pusimos piedritas juntadas en Necochea y lo mimé mucho... Mírenlo ahora:

Y un close up para que se vea la cantidad de brotes que le salieron:







Como cualquier mascota (excepto quizás un loro), no habla, pero estoy segura que está muy contento, ¡porque no paró de brotar desde que llegó!

El segundo:
Me lo regaló Laura, una de mis compañeras de la escuela de cerámica. Una ídola. Vino en una latita con sustrato muy completo (hasta cascaritas de huevo tiene). Acá con el hermanito de crochet, recién llegados los dos:



Después se le cayó un brote al otro cactus, y como no había lugar en la lata, les compré una macetita:


Y creo que les gustó la maceta y la compañía, porque están re grandes.
Después llegó éste, regalo de Gaby también. Fuimos a un vivero a comprar el nuevo arbolito (fuimos por un aromo pero terminamos eligiendo un aguaribay porque crece un poco más rápido) y me enamoré de él:



Es hermoso, y ya está dando brotecitos también.
Y por último, otro adoptado. En agosto fuimos a Tandil y antes de volver paramos a comer en una casa de comidas y artículos regionales con una vista maravillosa a un campo de la facultad de veterinaria... ¡lleno de ovejas y llamas!



Por supuesto, no bien terminé de tragar el último bocado de empanada, corrí a chusmear de cerca:




Amo estos bichos... Pero como no me podía traer uno, me traje un gajito de un cactus que había al lado del alambrado.
Vino en el baúl con una bolsa de lana cruda Corriedale que compré en una barraca de paso y estuvo dos días encerrado. Tuve dudas sobre su supervivencia, porque encima una parte se rompió. Pero bueno, lo planté igual en una macetita y lo encomendé al Universo.
Parece que me escucharon los dos, él y el Universo, porque miren el brote que tenía la semana pasada:



Y ahora está así:


No sé hasta dónde piensa llegar, ¡pero por suerte el techo es bien alto!

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