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Ironías

lunes, 13 de septiembre de 2010
Cuando mi amiga-profe de matemática ad-honorem se enteró, me mandó un mensajito: "parece un chiste... estudiás matemática y tenés cálculos". Casi me muero, porque no me podía ni reír.
El martes pasado en el trabajo me empezó a doler la panza, primero una molestia, después como una puntada, y después no me podía enderezar, así que fui a ver al médico de tribunales y me mandó a la guardia más cercana. Y me dijo al cerrar la puerta "llamame cuando te operen". Yo me reí porque pensé que era un chiste. Pero nop. Me fui a la guardia del Policlínico, sin embargo, y me sorprendí cuando la doctora me dijo "te vamos a internar".
What? Jamás estuve internada y la idea no había ingresado como posibilidad jamás...
Pero la verdad me dolía mucho la panza así que me dejé internar nomás. Para colmo me había quedado sin batería en el celular y no podía avisarle a Gabriel... a duras penas pude dejarle el mensaje al padre antes de irme, que me iba a la guardia, porque él estaba en el banco y no podía atender el celular. Igual, conociéndolo, sé que me hubiese encontrado aunque no supiera nada.
Así que me fui con el papelito a área de internación y en un pasillo me lo crucé. Sentí un alivio...
Y a partir de ahí todo fueron enfermeras, pinchazos, máquinas (de electrocardiograma, de ecografía, de rayos X)... Y el miércoles me operaron de un cálculo en la vesícula. Ja.
Jamás me habían operado, ni me quebré un hueso, ni me hice una herida importante. Me dan impresión las agujas, no puedo ver sangre ni heridas porque me caigo redonda, y tengo 0 resistencia al dolor. Así que imagínense que por más sencilla que sea la laparoscopía, no fue un trance nada agradable ni entrar al quirófano (reeee asustada) ni mucho menos salir: mareada, más asustada que antes, y con un dolor en la panza peor del que sentí nunca (creo que agravado por el susto). Y cuando al otro día, más despierta, vi el drenaje colgando casi me desmayo.
Sí. Una cobarde. Lo reconozco.
Pero bueno, el viernes ya vine para mi casa y aunque todavía me duele bastante, ya puedo deambular y ¡a partir de ayer ya pude tejer!
Lo peor es que me aburro... pero estoy aprendiendo la lección que me enseñó mi cuerpo estos días. Si no parás por las buenas, parás por las malas. Me voy a desestresar, lo quiera o no. ;)
Lo mejor fue recibir tanto cariño y cuidados de tanta gente, especialmente de mis viejos y de mi amor...
Ah, ¿el tamaño del cálculo? Casi nada, como de una bolita de esas de vidrio con las que juegan los chicos...

Puse la piedrita en la pantalla y es exactamente este tamaño. No pongo la foto de la original por respeto a personas impresionables como yo ;)

Cuadrada

martes, 7 de septiembre de 2010
¿Quién diría que un cuaderno mío iba algún día a contener esta información voluntariamente?


Lo que no quiere decir que mi cerebro también la contenga... Creo que recién ahora estoy entendiendo, luego de 5 clases en la facultad más 2 clases con profesor particular.
De todos modos, hoy tuve que auto sobornarme para contener mis ganas de avanzar con mi Veraniega y sentarme a hacer ejercicios. A la salida del trabajo pasé a buscar unos análisis por Lomas y de paso me traje unos souvenirs:


Y aún así tuve que poner todo mi amor sobre la mesa para lograr mantener el trasero en la silla (y la mente concentrada en los ejercicios)


El mate cocido saborizado con vainilla y miel logró darme ánimos.

Sin embargo, atravesar uno de mis peores temores estudiantiles no está siendo tan torturante... Le estoy poniendo onda. No estoy tan perdida como pensé que estaría y las clases no son tan torturantes como imaginaba. Se ve que no soy del todo cuadrada (¡cuak!).
Cuando yo puteaba cada vez que tenía que ir a clases particulares durante la secundaria, mi papá me decía que la matemática contiene poesía. Yo creía que me estaba cargando, pero estoy empezando a pensar que no estaba tan equivocado...